Entre las
celebraciones más importantes de nuestro país, se encuentra la del homenaje a
la bandera. Hoy nos vamos a enaltecer, como así también ensalzar el nombre de
quien en más sublime acto de amor la crease: el General Manuel Belgrano.
El día de la
Bandera es una fecha de celebración austera por recordarse su fallecimiento.
Pero aún así, el amor por el símbolo patrio supera la solemnidad si la pensamos
como él la soñó.
Ondulante,
flameando insolente y desafiante, calma en otras.
Única y siempre
nuestra, en las buenas y en las malas. Pequeña en el pecho, gigante en los
estadios.
Ese fue su
sueño, el sueño de un argentino que siempre luchó por lograr y conservar la
libertad e independencia de estas
tierras.
Su espíritu
inquieto y patriótico comenzó a pensar en distinguir a sus tropas de las
españolas con una bandera. Solicitó autorización al Primer Triunvirato, que era
el gobierno de ese momento, y recibió una negativa como respuesta. Pero era tan
grande el deseo de que sus soldados se sintieran identificados y animados por
defender a la Patria, que un 27 de febrero de 1812, a orillas de Río Paraná,
tomó la decisión de izar por primera vez la bandera celeste y blanca, que a
partir de ese momento seria nuestra insignia nacional.
La muerte de
su creador hace del 20 de junio, una fecha para inscribir cada año la reiteración del homenaje y del
recuerdo.
A este gran
hombre le debemos el símbolo de nuestra identidad como país. Un símbolo que nos
representa siempre y nos distingue orgullosos ante las demás naciones del
mundo.
Además de sus facetas más conocidas como protagonista de
la Revolución de Mayo y general de la Independencia, aparecen con gran
relevancia los aspectos menos divulgados de Manuel Belgrano, quien es el hombre
del Bicentenario, para muchos: su ideario progresista y las incontables
batallas que libró para llevarlo a la práctica. Belgrano fue el primero en
nuestras tierras en estudiar y difundir las ideas de la economía política,
adaptándolas a la realidad y los intereses rioplatenses; el primer promotor de
nuestra industria, un pionero de nuestro periodismo, un hombre de avanzada en
ideas culturales y educativas, un defensor de los derechos de los pueblos
originarios y, en un tiempo en que se postulaba la instalación de una monarquía
en el Río de la Plata, quien propuso la coronación de un descendiente de los
incas.
¡Feliz día!
Seños Graciela y Silvina